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­"LA PRINCIPAL LECCIÓN ES RESISTIR Y PERSISTIR FRENTE A UNA INVESTIGACIÓN", OLGA BEHAR

La escritora, periodista y maestra, Olga Behar, comparte las claves que llevaron a la investigación y publicación del libro El clan de los doce apóstoles, donde denuncia la supuesta relación entre Santiago Uribe y la creación de grupos paramilitares. Destaca que el libro es un aporte a la verdad en Colombia y manifiesta sentirse “desamparada” frente a su seguridad personal.

Olga Behar, asociada y capacitadora de Consejo de Redacción, comparte que el libro El clan de los doce apóstoles, corresponde a una información completa que aporta a la construcción de verdad. Asegura que un aprendizaje del mencionado trabajo periodístico es el de resistir y persistir frente a una investigación en la que hay grandes poderes y destaca que una forma de soporte y sustento de los datos es la triple verificación de los mismos.

 

Entre los elementos que reconoce y que tienen solidez en la investigación subraya el “cómo figuras de la alta política, así como hacendados y agentes del Estado, conformaron y le dieron operatividad al paramilitarismo en Colombia. Eso es un elemento que queda muy bien sustentado en el libro”, dice la destacada periodista.

 

Olga manifiesta que otra de las lecciones es comprender que para realizar las grandes investigaciones en el país hay que ir a sus regiones.

 

En la entrevista que concedió a Consejo de Redacción y su iniciativa Plataforma de Periodismo también pone de presente sus temores frente al tema de seguridad y manifiesta públicamente sentirse “frágil” en este sentido.  

 

¿Cuál es la verdad de los doce apóstoles? ¿Cómo llega a esa verdad?

 

La verdad completa sobre los doce apóstoles tal vez nunca se conozca. Eso debido a que hay personas muy poderosas vinculadas a este caso. Lo cierto es que llegué a esta múltiple cantidad de información que me permitió aproximarme a la verdad de los doce apóstoles por puro olfato periodístico.

 

Empieza a partir de una entrevista que le hizo la periodista Patricia Uribe, de Noticias Uno, a Juan Carlos Meneses, un mayor de la Policía retirado, que cuando teniente fue comandante de la Policía en Yarumal, Antioquia. Ella lo entrevistó en Argentina cuando él por primera vez confesó todo esto que había sucedido.

 

Luego de esa entrevista comencé a examinar las circunstancias y los hechos planteados por Meneses y me di cuenta de algo terrible en el periodismo colombiano: siempre que publicamos las informaciones se arman escándalos muchas veces, hay reacciones de los vinculados o los que se sienten afectados por la información, y después viene un escándalo nuevo, y así vamos olvidando los anteriores que quedan sepultados por los escándalos mediáticos.

 

Yo sentí que ahí había una historia y que era necesario investigarla. Así que lo primero que hice fue hacer un rastreo de medios de comunicación, de prensa. No había mucho, pero si algunos elementos interesantes. Luego tuve la oportunidad de contactarme con Meneses, viajé al exterior y pudimos hacer la primera de cinco tandas de entrevistas.

 

Una vez hecha la primera entrevista me di a la tarea de conseguir el expediente judicial, que era tremendamente grande, ya para esa época, año 2010. Sin embargo, no lo pude conseguir completo porque hay un expediente madre, que tiene ramificaciones, y hay tantos vinculados que no pude acceder a todos los elementos. Pero tampoco lo consideré necesario. Lo fundamental era conseguir el expediente madre y otros como el del padre Palacios, algunos de los apóstoles, y el que compromete a Juan Carlos Meneses.

 

Tres aspectos que destaque del libro El clan de los doce apóstoles frente al tema paramilitarismo en Colombia.

 

El primer aspecto que destaco es cómo los grupos de limpieza social mutaron o mostraron su cara de ser grupos paramilitares. Ha habido casos de limpieza, recuerdo, por ejemplo, alguno que mencionaba Meneses, al principio de su carrera cuando era policía en una estación por la zona del Lago en Bogotá. Exterminaban prostitutas, simplemente por el hecho de ser prostitutas, o travestis, personas que trabajan en la calle o sin hogar. Salían a hacer redadas y mataban gente. 

 

Esto que pareciera ser la forma de actuar de los doce apóstoles terminó convirtiéndose en lo que después conocimos como el grupo paramilitar de "los doce apóstoles".

 

Otro elemento que destacaría es que los doce apóstoles junto con algunos otros grupos pequeños se convirtieron en un modelo a seguir. Yo le llamo un laboratorio de exploración sobre el accionar paramilitar y de la relación vinculante entre Policía, Ejército, ganadores hacendados, comerciantes y sicarios. Toda esa amalgama formó parte de lo que llamo el laboratorio de creación de la AUC; es un elemento que queda muy claramente establecido.

 

El tercer elemento, que hace parte del segundo, pero quisiera insistir sobre él, es cómo figuras de la alta política, así como hacendados y agentes del Estado, conformaron y le dieron operatividad al paramilitarismo en Colombia. Eso es un elemento que queda muy bien sustentado en el libro.

 

¿Qué método o ruta de trabajo utilizó para hacer la investigación?

 

En cuanto a la rigurosidad, en primer lugar, tratar de conseguir las fuentes de viva voz. Para ello es muy importante primero tener un trabajo de soporte en lo investigativo, en la parte de documentación, para uno saber cómo interrogar, cómo contrainterrogar, y cómo no dejarse engañar por las fuentes. 

 

Luego viene un trabajo que a mí me gusta mucho, apasionante para mí y fundamental en todos mis libros, que es el estudio de documentos. Sobre todo de expedientes judiciales, porque allí encontramos una gran cantidad de testimonios dados bajo la gravedad del juramento. Rara vez en un interrogatorio hay mentiras porque la gente, bajo la gravedad del juramento, con defensoría, procuraduría o fiscales en frente, no se atreve a mentir de a mucho.

 

Después hay una parte fundamental que es la que nos permite establecer la veracidad. Se trata del cruce de información. Ahora se ha puesto muy de moda el cruce de información con el auge del periodismo de datos. Pero yo creo que ese cruce de información forma parte de la estrategia básica del periodismo investigativo. 

 

Entonces siempre debemos tener por lo menos tres fuentes de verificación y de confirmación de cualquier aseveración o dato. No vamos a tener tres testimonios, sino que vamos a buscar la diversidad en el origen de esa verificación. Por un lado, puede ser un testimonio, por otro el expediente judicial, por otro una corroboración en los escenarios de los hechos, fuentes oficiales o fuentes off de record. 

 

Hay muchos elementos, pero nosotros tenemos que cruzarlos para poder determinar si esa información es o no veraz. 

 

Lecciones aprendidas de este trabajo

 

La principal lección que yo he aprendido con el trabajo de los doce apóstoles es que resistir y persistir conduce a obtener los frutos por los cuales uno se compromete con una investigación. Cinco años después de una lucha por hacer entender que El clan de los doce apóstoles, como se llama el trabajo, es una información completa como construcción de verdad. 

 

Después de ese tiempo podemos decir que gracias a las investigaciones propias de la Fiscalía hay una coincidencia integral entre la investigación periodística y la judicial. Eso es para mí lo más satisfactorio y es una gran lección para quienes hacemos un periodismo correcto, honesto y de profundidad.

 

¿Un mensaje para los colegas regionales?

 

Creo que la lección más clara es que las investigaciones están en las regiones. En Bogotá no se consigue nada. Es muy poco lo que uno puede realmente auscultar para llegar a una decisión concreta de abordar y continuar con una investigación. Es cierto que en Bogotá está el poder y ahí se produjo finalmente este primer desenlace en el caso de los doce apóstoles, que fue la captura de Santiago Uribe. 

 

Aunque ya anteriormente, por ejemplo dos años atrás, hubo resultados, como por ejemplo el proceso judicial que se le sigue y que está a punto de fallo, seguramente con sentencia, contra Juan Carlos Meneses.

 

También la captura y posterior juicio, en el que se acogió a sentencia anticipada el policía Alexander Amaya, escolta principal y uno los sicarios más feroces de los doce apóstoles. Al acogerse a sentencia anticipada, se confirma lo manifestado en el libro sobre su actuar y mucho más. Él fue sentenciado a 16 años de prisión y está pagando cárcel en la Picota.

 

Hay toda una serie de conclusiones y hallazgos acogidos e investigados por la Fiscalía. También el hecho de que Meneses no fuera declarado falso testigo me parece que es muy relevante para mi investigación. 

 

Olga, algún aspecto de seguridad que nos quisiera compartir. ¿Se siente protegida o hay temores, hoy en día, luego de la captura de Santiago Uribe?

 

Yo sinceramente me siento un poco desamparada en el tema de seguridad. Porque no he querido tener escoltas, no he querido solicitar eso al Estado. Soy una ciudadana común y corriente que está cumpliendo con su deber y no por ello debería sufrir situaciones de peligro.

 

Pero la realidad en Colombia es otra y la conocemos. Yo tomo medidas de seguridad en el campo personal. No suelo ir a zonas en donde puedo estar vulnerable, por ejemplo, al departamento de Antioquia. He ido un par de veces en los últimos cuatro años y he tenido vigilancia, escoltas de la Policía, que no es lo ideal, pero lo agradezco porque me da tranquilidad. 

 

Sobre todo, es evidenciar públicamente la fragilidad de mi seguridad para que el país sepa, si a mí me pasa algo, que yo no tengo enemigos. Solo tengo un punto de conflicto que es con la familia Uribe. Y si algo me llegara a suceder a mí espero que ellos sean los primeros interrogados.

 

 

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