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Una agenda periodística se arma en equipo, con amplio sustento documental sobre la mesa: Óscar Martí

Descifrar las rutas de las organizaciones criminales e investigar temas de narcotráfico suelen ser un poco complejas, sin embargo, la rigurosidad, el sustento documental y la planeación del trabajo periodístico permiten llegar a revelaciones o denuncias de interés público en estos temas. Esa labor la ha desarrollado Óscar Martínez, a través del proyecto Sala Negra de ElFaro.Net.

En entrevista concedida a Consejo de Redacción, Óscar Martínez, asegura que es necesario comprender cómo funcionan las redes criminales, si éstas tienen relación con el Estado y perfilar las listas de los “malos”. Además, sugiere trabajar en equipo y generar redes de apoyo.


Martínez, coordinador del proyecto Sala Negra del diario digital El Faro, con alta experiencia en periodismo de profundidad en temas de migración en México y de violencia, y crimen organizado en Centroamérica, es uno de los invitados internacionales al VIII Encuentro de Periodismo de Investigación, el cual se realizará los días 20 y 21 de marzo de 2015 en Bogotá, Colombia.


Usted va a participar en el panel Narcotráfico, dos miradas al crimen organizado ¿Qué experiencias en el cubrimiento de estos temas compartirá en Colombia?


Voy a compartir la experiencia de toda la cobertura en Sala Negra (enero 2011- a día de hoy). Si quieren algunos de los materiales que compartiré y en breve la razón por la que lo haré, les puedo decir esto: Ser un nadie en tierra de narcos y Nuestro pozo sin fondo porque hablan de una de las principales metas de los periodistas que cubren crimen organizado: desmontar las verdades oficiales, desarmar el discurso simplista del Estado, desnudar lo que hay que desnudar. Nosotros somos los Zetas y la Frontera de los señores porque es imprescindible ir más allá de perfilar las listas de "malos" que los gobiernos entregan a la prensa, es necesario entender las redes de control social que crean los grupos criminales en complicidad con sectores del Estado. Es necesario, por así decirlo, además de perfilar a El Chapo Guzmán, entender cómo su organización hace su trabajo en el pueblito de Altar.


¿Cómo se debe armar una agenda periodística para abordar un tema tan delicado como es el crimen organizado? ¿Cuál es la experiencia de Sala Negra / El Faro.net?


En Sala Negra tenemos dos condiciones básicas para hacer esta cobertura: tiempo (que es dinero) y dedicación exclusiva (nadie nos pide que vayamos a cubrir un concierto o un partido de fútbol de repente). Por lo demás, una agenda se arma en equipo, con amplio sustento documental sobre la mesa y en una reunión donde nadie tenga que hablar con eufemismos. Se arma en confianza, entre colegas ante los que no hay que hacer estrategia política sino argumentar periodísticamente. No hay muchos secretos.


En cambio, para plantear un tema, para conseguir que tu mesa editorial te la avale y avale ese riesgo y ese gasto y ese tiempo, para eso hay una regla básica: decime un por qué y no un qué. Parece una tontería, pero en múltiples talleres de cobertura de violencia que he dado, es común que los periodistas, cuando les preguntás por el trasfondo de lo que contarán, por el sentido de contar esas escenas, te describen las escenas: tal mató a tal con tal arma en tal río.


Regla de oro en estos temas para no convertirte en un relator de lo emocionante y nada más: nunca, jamás, ni de broma, empecés una investigación si no podés resumir en un par de líneas la razón, el trasfondo, la revelación buscada.


¿Qué medidas de protección debe tener en cuenta el periodista a la hora de enfrentarse a este tipo de cubrimientos?


La primera es que todo periodista debe tener claro su bando: ¿Confiás en tu medio? ¿Confiás en tus colegas? ¿Creés que te protegen? ¿Creés que les importás? Eso tiene intensidades. Yo, por ejemplo, lo he dicho a cada rato. Cuando yo cuido de mis colegas del proyecto Sala Negra, de El Faro en general, no cuido de mis colegas, cuido de mi familia. Jamás se me olvidaría que Daniel o Carlos o Roberto o José Luis o Marce no han vuelto de la frontera o de la comunidad de pandillas o no se han reportado desde Honduras. A un periodista de ciertos medios mexicanos que no se dignan ni a alquilarles un carro para ir a reportear una masacre de Los Zetas, la recomendación posible es una sola: no lo hagan, no cubran esas cosas hasta que consigan otras condiciones. Por lo demás, es difícil marcar líneas en tan pocas palabras. La clave, aunque suene estúpida, es el intento mismo. Si partís de un ambiente de confianza, entonces vos podés fracasar, lo que no podés es no intentarlo. Podés tener un plan de seguridad y monitoreo absurdo, lo que no podés es no tenerlo. Lo que no podés es no haberlo socializado con otros colegas y redes que pudieran haberte dicho que era absurdo. La clave es intentarlo con franqueza. Yo no puedo asegurarte que mi hija no sufrirá algún asalto algún día, pero sí puedo contarte todo lo que hago para que eso no ocurra y puedo demostrarte cómo he intentado validar mi intento.


Hablemos un poco de Los Migrantes que no cuentan, ¿cómo logra esta producción editorial?


Se logra como muchas cosas en El Faro, planificando planes que parecen descabellados. Yo trabajé como freelance en México desde mayo de 2006 hasta mediados de 2007. Cubrí crimen organizado y migración... cubrí eventualmente, y como todo freelance, lo que fuera cuando la dictadura de la cuenta bancaria lo ordenó. Finalmente entendí dos cosas: 1. Ser freelance no es un sueño, es una mierda; no es la libertad de hacer periodismo de profundidad, sino solo la feliz indigencia de no estar dentro de una gran empresa corrupta bajo las órdenes de un jefe estúpido. 2. Entender el fenómeno migrante y a las organizaciones criminales que los convertían -los convierten- en mercancía, no era posible sino con una dedicación exclusiva de años.


No hablamos de un pueblito, hablamos de miles de kilómetros de ruta habitados por nómadas que se ocultan y por bajadores del desierto, maquinistas, tratantes, coyotes, juntadores, zetas, Cárteles, policías corruptos... Decidí proponer a El Faro (un medio del que yo era muy cercano incluso antes de irme a México) el proyecto en El Camino. Así como en El Faro se proponen las cosas: Ey, y si hacemos un proyecto de miles de dólares que nos permita hacer periodismo de profundidad y mirada fija en esa esquina oscura? La respuesta, como suele ocurrir en El Faro fue: claro, hagámoslo. Durante cuatro meses hicimos la parte aburrida: escribir proyectos, teclear formalismos y luego volverlos a teclear porque, claro, los tecleamos mal la primera vez. Por lo demás, el dinero llegó sin mucha dificultad. El proyecto era sólido. La idea era real, no inventada. No vendimos un sueño, sino una serie de investigaciones que queríamos seguir haciendo. Teníamos algo que mostrar. Cuando el proyecto se aprobó, se sumó Ruido Photo desde Barcelona con tres fotoperiodistas, y luego Marcela Zamora como documentalista y Keren Shayo como fotógrafa. Al final del proyecto, a mediados de 2010, entregamos los productos finales: un libro de crónicas: Los migrantes que no importan; un libro de fotos: En el camino y un documental: María en tierra de nadie. Todos los materiales fueron publicados en su momento online, gratuitos, y luego mejorados y actualizados para los libros.


Nota. Si quieres conocer más sobre el cubrimiento de temas de narcotráfico e interactuar con Óscar Martínez no dudes en participar en el VIII Encuentro de Periodismo de Investigación organizado por Consejo de Redacción ¡Inscripciones abiertas!.

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